Un evento físicamente doloroso y emocionalmente desgastante ocurre cuando un individuo resulta lesionado por la negligencia de otra persona o por otra entidad. En esos momentos, la incertidumbre se apodera de las víctimas y sus familiares, quienes quedan sumidos por los costos médicos y las angustias emocionales.
Sin embargo, cuando una persona ha sufrido lesiones personales por la negligencia de otro individuo o entidad puede buscar justicia, proteger sus derechos y solicitar una indemnización a través de una reclamación por lesiones personales.
A continuación, presentamos una guía paso a paso sobre qué hacer después de una lesión por negligencia para que las víctimas protejan sus derechos y puedan comenzar el camino hacia la recuperación.
¿Cuál es el proceso de reclamación tras una lesión por negligencia?
Choques automovilísticos, accidentes de camión, negligencia médica, resbalones y caída, responsabilidad de producto e incluso mordeduras de perros o ataques de animales son algunos ejemplos de incidentes que pueden ocurrir debido a la negligencia de otro individuo.
En general, para obtener una indemnización por lesiones personales se debe iniciar un proceso legal que incluye las siguientes etapas:
- Presentación de la demanda: El demandante presenta un escrito ante el tribunal donde expone su caso.
- Recopilación de la información: Ambas partes, demandante y demandado, reúnen las pruebas necesarias.
- Mociones previas al juicio: Las partes pueden elaborar distintos tipos de solicitudes relacionadas con el caso.
- Negociaciones: Durante el desarrollo del caso y previo al veredicto, las partes pueden tener conversaciones para alcanzar un acuerdo.
- Juicio: En este proceso, el demandante y el demandando presentan sus pruebas.
- Veredicto: El jurado o el juez deslindan responsabilidades.
- Apelaciones: Cualquiera de las partes puede presentar una apelación si considera que el veredicto no fue el adecuado.
Luego del veredicto, o incluso si ambas partes alcanzan un acuerdo, la víctima de lesiones personales puede recibir una compensación que contemple los gastos económicos (facturas médicas y pérdidas de ingresos, entre otros) y los gastos no económicos (dolor y sufrimiento).